jueves, 7 de octubre de 2010

EL NACIMIENTO POR LA MUERTE Régis Debray

• El nacimiento de la imagen está unido desde el principio a la muerte.
• La plástica es un terror domesticado. De ahí que, a medida que se elimina a la muerte de la vida social, la imagen sea menos viva y menos vital nuestra necesidad de imágenes.
• El origen no es la esencia; lo que importa es el devenir.
• Quien retrocede en el tiempo avanza en conocimiento.
• Es una constante trivial que el arte nace funerario, y renace inmediatamente muerto, bajo el aguijón de la muerte.
• Los honores de la tumba relanzan de un sitio a otro la imaginación plástica, las sepulturas de los grandes fueron nuestros primeros museos, y los difuntos nuestros primeros coleccionistas.
• De la misma manera que las sepulturas fueron los museos de las civilizaciones sin museos, nuestros museos son tal vez las tumbas apropiadas a las civilizaciones que ya no saben edificar tumbas.
• Una religión fundada en el culto de los antepasados exigía que éstos sobrevivieran en imagen.
• Primero fantasma, después figura.
• ÍDOLO  eidôlón  fantasma de los muertos, espectro  IMAGEN, retrato.
• La imagen es la sombra, y sombra es el nombre común del doble.
• VERNANT  IMAGEN:
- “Onar”: imagen del sueño
- “Phasma”: aparición suscitada por un dios
- “Psyché”: fantasma de un difunto
• La imagen atestiguaría entonces el triunfo de la vida, pero un triunfo conseguido sobre la muerte y merecido por ella.
• Signo viene de “sema”, piedra sepulcral.
• La estatua, cadáver estable y vertical que, de pie, saluda desde lejos a los transeúntes, nos hace señas, nuestras primeras señas / signos. Debajo de las palabras, las piedras.
• En la lengua litúrgica, “representación” designa un “féretro vacío” sobre el que se extiende un paño mortuorio para una ceremonia fúnebre.
• Ese arte de utilizar a los muertos en beneficio propio nos hace entrar en política (ej: funerales de reyes).
• Imagen primitiva  sustituto vivo del muerto  cadáver reemplazado por un muñeco.
• Al hombre de Occidente lo mejor le llega por su conversión en imagen, pues su imagen es su mejor parte: su yo inmunizado, puesto en lugar seguro. Por ella, el vivo se impone al muerto.
• La “verdadera vida” está en una imagen ficticia, no en el cuerpo real.
• Entre el representado y su representación hay una transferencia del alma.
• Ésta no es una simple metáfora de piedra del desaparecido, sino una metonimia real, una prolongación sublimada, pero todavía física de su carne.
• Durante mucho tiempo figurar y transfigurar han sido una misma cosa.
• Cada civilización trata la muerte a su manera, por lo cual no se parece a ninguna otra; y cada una tiene sus formas sepulcrales.
• Las sociedades arcaicas que han hecho de la muerte su núcleo organizador, no tienen la misma monumentalidad, puesto que no tienen el mismo más allá.
• El más allá trae una meditación de un más acá. Sin un fondo invisible no hay forma visible. Sin la angustia de la precariedad no hay necesidad de un monumento conmemorativo.
• Los inmortales no se hacen fotos unos a otros. Dios es luz, sólo el hombre es fotografía, pues sólo el que pasa, y lo sabe, quiere perdurar.
• De nada se hacen tantas fotos o películas como de aquello que se sabe que está amenazado de desaparición.
• Con la ansiedad de quien tiene los días contados, se agranda el favor documental.
• Más que soporte, pretexto o argucia, el cadáver fue sustancia, la materia prima del trabajo del duelo.
- 1º objeto de arte  momia, cadáver hecho obra
- 1ª tela  sudario pintado por el copto
- 1º conservador  embalsamador
- 1ª pieza art déco  recipiente de las cenizas (cremación)
• El verdadero estadio del espejo humano: contemplarse en un doble, alter ego, y, en lo visible inmediato, ver también lo no visible. Y la nada en sí.
• El trabajo del duelo pasa así por la confección de una imagen del otro que vale por un alumbramiento.
• Nosotros oponemos a la descomposición de la muerte por la recomposición por la imagen.
• Si “la vida es el conjunto de las fuerzas que resisten a la muerte”, el ornato, primera muestra contra la muerte, es un objeto vital.
• Había un gran interés en que lo invisible se conciliara visualizándolo; en negociar con él, en representarlo.
• La imagen constituía no el objeto sino el activador de una permuta en el perpetuo comercio del vidente con lo no visto.
• Las estatuas griegas son personas vivas. No están hechas para que las contemplen, sino para que nos miren y protejan. Se designan a sí mismas en primera persona.
• Primero esculpida, después pintada, la imagen está el origen y por su misión mediadora entre los vivos y los muertos, los humanos y los dioses; entre una comunidad y una cosmología; entre una sociedad de seres visibles y la sociedad de las fuerzas invisibles que los dominan.
• Artilugio de los hombres sin artilugio, la cosa imaginada fue durante mucho tiempo un bien de primera necesidad.
• No depende de una imagen “reengendrar de alguna manera la magia que la ha engendrado”, pues lo mágico es una propiedad de la mirada, no de la imagen.
• Es la radical subordinación de la plástica a la práctica la que define el momento mágico de la imagen.
• Baudelaire decía: “La imaginación está emparentada con el infinito”. Sin duda alguna, pero hay que recordar que la imaginación no procede de ella misma, sino del infinito al que se confía el hombre imaginario. O, más exactamente, del infinito al que su infinita debilidad material le obliga a confiarse, a falta de algo mejor.
• La imagen no pretende hechizar el universo por placer sino liberarlo. Donde nosotros vemos capricho o fantasma gratuito, sin duda había angustia y súplica.
• Hoy en día, ni monumentos funerarios, ni estatuas, ni frescos en las cámaras de los muertos  la muerte de la muerte asestaría un golpe decisivo a la imaginación.
• La triste sucesión de lo visual será posiblemente lo que le quede a la mirada demasiado protegida cuando el esqueleto y lo putrefacto, lo fétido y lo sombrío desaparezcan del saludable horizonte cotidiano.
• La belleza es siempre terror domesticado. Y la serenidad del resultado artístico, el fruto de un ensañamiento físico con una materia física.
• El ojo puede rebuscar, dar vueltas sobre la superficie, para una lectura rápida de las líneas y de los colores.
• Lo “visual” comienza cuando hemos adquirido bastantes poderes sobre el espacio, tiempo y los cuerpos para no temer ya la trascendencia. Cuando podemos trabajar con nuestras percepciones sin temor a los mundos ocultos.
• Hoy en Occidente, la situación de seguridad mengua el sombrío alcance de la muerte sobre la vida y, en consecuencia, la necesidad de un intercesor (ej: el rito de la misa).
• Representar es hacer presente lo ausente. Por lo tanto, no es simplemente evocar sino reemplazar. Como si la imagen estuviera ahí para cubrir una carencia, aliviar una pena.
• Así, pintada o modelada, imagen es hija de nostalgia.
• Yo me protejo de la muerte del otro y de la mía por un desdoblamiento, pero del doble, muerte hecha imagen, no estoy seguro de poderme desprender.
• Las imágenes que vienen de un más allá son las que tienen poder.
• El ídolo hace ver el infinito; el arte, nuestra finitud; lo visual, un entorno bajo control. Pero queda lo incontrolable.
• Ninguna técnica de representación del mundo es inmortal. Sólo lo es la necesidad de de inmortalizarla mediante la estabilización de lo inestable.
• Si la muerte está al principio, se comprende que la imagen no tenga fin.
• Hay una “historia del arte”, pero el “arte” en nosotros no tiene historia. La imagen fabricada es fechada en su fabricación; y también a su recepción.
• Lo intemporal es la facultad que la imagen tiene de ser percibida como expresiva incluso por ojos que no dominan el código.
• Una imagen del pasado nunca está pasada porque la muerte es nuestro foso insalvable y el inconsciente religioso no tiene edad.
• Es en razón de su arcaísmo que una imagen puede seguir siendo moderna.
• Sin valor de emoción, esas imágenes pronto no tendrían nada más que valor de documento.
• Detención en la imagen, pues, detención del tiempo válido para todo tiempo.
• Pero lo inmutable de la muerte no tiene para los mortales ni principio ni fin.
• Relacionar el tiempo que pasa con el tiempo que queda, la fábrica y el milagro, la imagen emitida y la imagen recibida, ése sería el reto planteado a la historia de la eternidad que un día debería producir una metodología del arte.
• Lo intemporal parte de “la imagen”, permanencia reconocible e incontestable; no del “arte” que emana de una decisión revocable y contingente.
• Durante mucho tiempo, la mirada sólo ha tenido, pues, un revelador incontestable: la imagen fabricada, en dos o tres dimensiones.
• Pero nuestros hitos – testimonios no serán ya mentales o naturales, imágenes oníricas o reflejos en el agua, sino todas figuras materiales producidas por una actividad humana, natural o mecánica.
• Mirar no es recibir, sino ordenar lo visible, organizar la experiencia.

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